¿Cuántas veces has escuchado que calentar la comida en plástico es malo para la salud? ¿Acaso no venden un sinfín de moldes y herramientas de cocina de plástico y silicona? ¿Y no están los pasillos de los supermercados llenos de comida envasada en plástico?
Existe un término que se llama «índice de migración de químicos» de un material hacia los alimentos, y existen entidades públicas que velan por nuestra salud y se encargan de estipular los índices máximos de migración permitidos para no causarnos daño. ¿Pero acaso es lo mismo un niño de tres años que un adulto de 120 kilos? Y sin embargo ambos comen la misma rebanada de pan de molde o el mismo filete que viene con su bandeja de plástico.
Grupos independientes de científicos investigan hasta qué punto plásticos como el Bisfenol-A son o no son buenos para la salud. O digámoslo de otra manera: son o no son tan malos para la salud. A día de hoy aún no hay resultados feacientes que indiquen que tras una exposición de X años, las consecuencias en nuestros organismos son X, pero ya hemos podido ver iniciativas como las del alcalde de NY para retirar todo el poliestireno expandido, material de utilización masiva como envase y embalaje para comida, entre otros usos, que tiene un destructivo impacto en el medioambiente.
Nuestra recomendación: si podéis, usad el vidrio resistente al calor. No reacciona con la comida, es un material que no se corroe ni se oxida. Se fabrica con tratamientos y aditivos especiales para ganar resistencia a las altas temperaturas. Es una de las opciones más adecuadas para guardar la comida, además de muy útil para cocinar al horno.