Esta fue la premisa que impulsó al fotógrafo japonés Uruma Takewaza a abandonarlo todo y a embarcarse en lo que iba a ser la aventura de su vida. Cuando se decidió a recorrer el mundo con sólo una mochila, un par de mudas de ropa y su equipo de fotografía, se puso a sí mismo un objetivo claro: fotografiar aquellas comunidades que viven en armonía con el planeta; personas que sin apenas relación con el mundo moderno demuestran tener en muchas ocasiones más vida que la nuestra.
Durante más de mil días recorrió a pie, autobús o kayac más de 103 países repartidos por todos los continentes (Bolivia, Etiopía, Perú, Tibet….) y al regresar a casa compiló todas las fotos bajo un título: Land (Territorio).
Hoy este trabajo se exhibe por primera vez en Nueva York y él ha ganado el premio Nikkei National Geographic 2015. No es para menos. Sólo tenéis que entrar en su web y visionar la serie entera para daros cuenta de la calidad y calidez que emiten sus imágenes. Sin embargo, y a pesar de la espectacularidad de las fotos, nos vamos a quedar con un calificativo: “iluminador”. Fue el que Takewaza utilizó cuando le preguntaron por el efecto de este viaje en su persona.